Por si alguien todavía no lo tiene claro: empecemos a
olvidarnos de las pensiones y de jubilarnos a los 65, 67 o 70. Ya no tiene
mucho sentido si la esperanza de vida en España está en 82 años; si la pirámide
de edad continúa tan acusadamente invertida; si los niveles de paro no bajan de
manera drástica o si las arcas del Estado continúan como están. Parece
razonable aceptar que el Estado no va a poder mantenernos 17 años a cada uno, por
poner una injusta estadística.
Así que olvidémonos del concepto paternalista de estado
al que le pedimos un trabajo, una casa o que nos facilite un crédito que no
podemos pagar al grito de “Estado del Bienestar”. Me suena a tío más feo que un
mono comiendo limones que se queja desde el pijama de su casa porque no le cae
del cielo una novia.
La presión fiscal sobre las empresas es brutal y los
costes de personal representan el 60% de los costes totales de las compañías. Y
esto está alucinantemente “normalizado” y asumido. El sistema de funcionariado
público, salvo honrosas excepciones, no entiende el “tanto vales, tanto cobras”
y su concepción de la meritocracia es pasar una oposición una vez en la vida,
sin higiene a posteriori.
A diario nacen muchas empresa que tienen poco de negocio
en un abrir por abrir lo que, sumado todo, rima con gasolina para el fuego de
una crisis que, a pesar de ello y gracias si quieres a los famosos ciclos, va
alejándose poquito a poco.
Mensaje claro: el mundo ha cambiado. Ya. Eres un producto
más en un Mercado Global lleno de oportunidades para los buenos productos y
lleno de miserias para los malos. El Mercado es un mapa global que no entiende
ni de razas ni de patrias, así que no las culpes de tu fracaso, porque tampoco
las premiarás en tus triunfos.
Y eso lo están entendiendo de manera natural la nueva
generación de Milenials, de quienes
debemos aprender su desapego al contrato indefinido, su desdén por un horario
fijo de trabajo o por su desinterés por tener un despacho con vistas. Debemos
aprender cuanto antes mejor que el trabajo ya no es ni un
lugar ni un horario.
Trabajar en algo que nos inspire, algo que trascienda el
trabajo en sí, y sólo mientras quien nos paga quiera hacerlo porque entiende
que lo que le ofrecemos le supone mayor ganancia que el dinero que nos da, en
un constante análisis. Así deberá funcionar. Muy pronto los derechos adquiridos
serán como una Blackberry…un concepto vintage.
Si eres un buen producto, cóbratelo tú (y cóbratelo bien
mientras lo valgas!) y diseña tu futuro tú. Piensa en el dicho: si no trabajas por tus sueños, acabarás trabajando para
que otro consiga los suyos. Sólo tú decides. No te engañes.
La tecnología ya ha borrado las excusas y permite
trabajar desde cualquier lugar y a cualquier hora a muchas personas que antes
lo hacían desde un despacho (lamentablemente no aplica a todas las profesiones).
La conciliación de la vida laboral y personal ya no son bloques horarios
adosados en los que hacemos cosas diferentes, “conectados” en un bloque y tratando
de “desconectar” en el siguiente. Ahora esto va de convivir
mejor “continuamente conectado” sin que suponga ninguna lectura negativa. Recuerda: elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar
ni un día de tu vida (Confucio). El miedo o la excusa de “eso no existe” son los
principales obstáculos para conseguirlo. Tanto si piensas que
puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto (H.Ford)
Trabaja desde casa, desde la playa o desde un café. Ahora
las vistas del despacho te las puedes elegir tú. Hazte autónomo (el futuro está
reservado para ellos) y asúmete plenamente como un producto. Explota la
globalización y aprende a conectarte, a compartir y a sacar partido a las redes
sociales. Los vagos y lentos
comen sólo en épocas de abundancia; los listos lo harán toda la vida.
Sé un knowmad más, innovador, empático, creativo, deslocalizado,
colaborativo y valorado por lo que sabes en el momento en que lo sabes. Esta es
una de las ventajas competitivas que debes entenderte. Valórate y hazte valer
pues por primera vez el coste de lo que uno querrá pagar irá directamente
vinculado a lo que uno vale en cada momento. Por primera vez tu coste irá
ligado a un hoy que no entiende de ayer. Lo pasado: pagado y olvidado. No te creas con
derecho a cobrar por lo que no vales por el simple hecho de haberlo valido en
el pasado.
Entérate que el trabajo ya no es un puesto, sino que es algo que llevas
puesto.
Cuanto antes te olvides de futuros conceptos obsoletos como “pensiones”, “indemnización”,
“contrato indefinido” o “derechos adquiridos” más rápido te será reubicarte en
el mundo actual.
Sé un knowmad más:
Porque si todo esto te parece apocalíptico…es que no has
entendido nada.
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