En toda carrera profesional hay, o debería haber, tres
tiempos bien diferenciados:
El primer tiempo: es cuando empiezas a jugar. Estás
fresco; por “estrenar”. Tienes ese punto de inquietud; nervios; ansiedad por
demostrarle al mundo lo que vales; cuando en realidad es a ti a quien necesitas
demostrarte que puedes alcanzar las metas soñadas. Es el tiempo de las fuerzas
mal calculadas; cuando vas al choque “con todo”. El mundo se te queda pequeño. Tiempo
de superar adversarios. Es el tiempo del haka,
del gritar al mundo que te vas a hacer un hueco. Donde lo que prima es el
concepto infantil del éxito o una visibilidad mal entendida. Es un tiempo de
potencia, muy físico. Es un tiempo de factores internos. Tiempo de tú. Tiempo
de ascender.
Segundo tiempo. Aquí ya uno ha recorrido la mitad del
trecho. Ya nota en su cuerpo los golpes sufridos por la experiencia de los
“viejos zorros”. Empiezas a conocer cómo dosificar fuerzas y maximizar
esfuerzos. Empiezas a descubrir que los límites son sólo físicos y que la mente
puede llevar al cuerpo mucho más allá de las previsiones. Tiempo de esfuerzo;
de seguir como sea a pesar del dolor. Tiempo de Scrum. Hacer lo que debes a veces te genera un dolor que pasa con
el tiempo; no hacer lo que debes te genera un dolor que te acompañará siempre. Tiempo
de superar adversidades. Tiempo de ganar como un equipo o morir como un grupo.
Tiempo en que hacemos lo que hacemos por responsabilidad, por la familia, por
los compañeros, por contentar al entrenador o por aquello defensivo que “por mí
que no quede”. Tiempo en el que el foco está puesto en los condicionantes
externos. Tiempo del “tengo que, como sea”.
Pero hay un tercer tiempo. Un tiempo que acabas
descubriendo cuando acaban los dos primeros. Un tiempo que se sale del guión y
que no está en el reglamento, pero que supone el más importante de los tiempos.
El Tiempo de la reconciliación; de “estar de vuelta” a los orígenes, a lo
importante. Tiempo para reconciliarse con uno mismo para darnos cuenta que no
hay enemigo, sólo rivales. Tiempo para darte cuenta que la Lealtad y la Amistad
siempre fueron los pilares fundamentales. Que de lo que va realmente el juego
es de cómo haces sentir a los demás, que es básicamente por lo que serás
recordado. El resto: sólo es mover una pelota; sólo se trata de mover papeles.
Tiempo de darte cuenta que lo que haces lo haces para hacer felices a los
demás. Tiempo de ser feliz levantando al Line.
Donde el vínculo emocional es lo que, de verdad, hace mover montañas y llegar a
cualquier resultado imposible de manera sostenida en el tiempo. Ya no necesitas
demostrarte nada. Ya no necesitas ni siquiera mostrarte. Ya no lo haces porque
tengas que hacerlo. Lo haces para no fallar a tu amigo; porque pase lo que
pase, tú estarás ahí, igual que lo estará él cuando le necesites. Es tiempo del
primer mandamiento del mejor equipo de rugby de todos los tiempos: los All
Blacks; es tiempo de Humildad. Es tiempo de trascender.
Quienes saben de Rugby saben que no es sólo un deporte. Es
la historia de un maravilloso deporte en el que roles y responsabilidades están
perfectamente delimitadas. Un deporte integrador donde se junta el alto, el
bajo, el gordo, el flaco, el rápido, el lento y todos se convierten en un
equipo a base de entrenamiento compartido. El Rugby es un deporte donde la
coordinación es fundamental y donde el trabajo y la generosidad alcanzan cotas
dignas de alabanza. Es un estilo de vida regido por una serie de códigos no
escritos que trascienden al individuo y donde la familia es lo de más y el
balón, lo de menos; hasta el punto que para avanzar, debes pasarlo hacia atrás,
donde sabes, sin mirar, que habrá alguien que recogerá ese balón. El balón
siempre por detrás de la persona; metáfora que no se ha entendido jamás en el
mundo empresarial.
Las organizaciones con futuro serán aquellas que coloquen
a la persona por delante del balón, porque el balón sólo se mueve con las
personas. Las demás, las que sólo se fijen en el balón, serán pasto del
Sebastien Chabal de Primer Tiempo, agonizarán en el Segundo Tiempo…y no van a
saber ni dónde se toma la cerveza en el tiempo más importante de todos….el
Tercer Tiempo.
Dedicado a Oscar Zabía, por hacerme entender el significado verdadero del Rugby.
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