Segarra lo hizo de nuevo. Es una ametralladora de titulares.
Ya me regaló el Felizómetro y ahora me pone en bandeja una idea que siempre
hemos compartido: que Comercial se escribe con el verbo Ser.
La idea es bien sencilla: una persona con aptitud y
actitud puede llegar “trabajar como” comercial y conseguir grandes resultados.
Pero sólo aquel que sume a la mencionada aptitud y actitud, el perfil de
personalidad necesario, será capaz de sobresalir de manera sostenida. Hablo de
gente que “son” comerciales. Se “sienten” comerciales. Son gente especial, que
lo llevan en su ADN, en su (en broma) cromosoma 126. Y o tienes este “plus genético”,
o no lo tienes. O eres comercial o como
mucho, podrás llegar a trabajar como comercial, sin serlo. La diferencia es que ser comercial no es un traje. Es una piel.
La diferencia, insisto, es que uno que trabaja en ventas
lo hace durante 8 horas al día y el comercial no tiene donde esconderse de si
mismo durante las 24 horas del día. La diferencia entre el éxito y la excelencia
son las 16 horas restantes que median entre uno y otro.
Querer no siempre es poder. También hay que saber…y para
ser comercial, incluso ser.
Gracias José Antonio Segarra por ser fuente de
inspiración y hacer que haya incrementado mi presupuesto en libretas Moleskine.
0 comentarios:
Publicar un comentario