Año Nuevo. Nada nuevo: tengo que
adelgazar. Todos los que me conocéis estaréis riéndoos de mi nivel de
profundidad introspectiva, pero dejadme que os diga que, por esta vez, me estoy
refiriendo a adelgazar a nivel digital.
En 1970, Alvin Toffler acuño el
término “information overload” en su libro Future Shock. Hoy en día este
concepto suele traducirse por “Infoxicación (Infobesidad)” y hace referencia a
la sobrecarga informativa (muchas veces, “ruido” innecesario) a qué estamos
expuestos y que consume buena parte de nuestros recursos atencionales. Y es que
la sobredosis de “ruido” nos mata, haciéndonos menos eficiente al diluir algo
fundamental: nuestro foco en lo importante (David Comí, estupendo formador y
gran tipo, lo explica de manera muy divertida en sus ponencias!).
Una derivada asociada, a través de
múltiples estudios, demuestra que el desgaste que suponen sobre nuestra
voluntad el número de decisiones que tomamos cada día (esto explica, en parte,
por qué Obama, Zuckerberg, Jobs y otros personajes visten siempre de manera
fija: eliminan cualquier decisión irrelevante de sus vidas; para invertir el
máximo de energía en decisiones más relevantes). En el mismo sentido, el
psicólogo y profesor Barry Schwartz, en su The Paradox of Choice (2004),
también demostró que no siempre disponer de más opciones supone más bienestar;
al revés: Elegir “consume” muchos recursos, derivados del trabajo de análisis
decisional previo y de la asunción de responsabilidades, sin contar con la
evaluación del coste decisional, etc.
Francine Jay, uno de las mejores
exponentes del “minimalismo”, en su genial libro “Menos es Más” (ed. Zenith) viene
a decir que elimines de tu casa todo aquello que no sea bonito o útil. Hoy en
día aplico dicha máxima a rajatabla, también en mi vida. En cuanto acabé el
libro, cerré mis cuentas de Facebook e Instagram. Y mi sensación en los días
siguientes fue de alivio. Como cuando haces limpieza de trastos en casa.
Recordemos aquí también la Ley de
Pareto: la famosa regla 80/20 también puede aplicarse aquí: El 20% de las redes
sociales son las responsables del 80% de la utilidad percibida individualmente.
Lo más difícil es decidir con qué te quedas y a qué vas a renunciar para
liberar tiempo a reinvertir en causas más útiles o divertidas.
Mi siguiente reto será uno
mayúsculo: eliminar el Whatsapp. Sí, me refiero a ese servicio de mensajería instantánea en el que no tienes ningún mensaje; te levantas a por un vaso de agua y, al volver, tienes 77 mensajes. Y no sé vosotros pero (...a ver cómo cuento esto...) yo diría que, siendo conservador, más del 90% de mis mensajes son totalmente...irrelevantes. ¿Habéis calculado nunca el tiempo que le destináis? ¿y el "coste" de las interrupciones cada vez que dejas lo que estás haciendo para consultarlo?. ¿Y el coste de oportunidad de dejar de hacer otras cosas?. Qué desperdicio!
¿Y Si os dijera que, de media, pasamos 5 horas y 15 minutos a la semana "enchufados" al whatsapp? Sólo en Whatsapp!. Imaginad que ahora sumamos el tiempo del Whatsapp, Facebook, Instagram, Twitter, LinkedIn y un largo etcétera...uffff. ¿Realmente necesitas todo esto? y...sobre todo...realmente...¿para qué?. A veces la respuesta puede doler.
Estos datos y otros muy interesantes podéis encontrarlos en el Estudio Anual de Redes 2016 elaborado por IAB Spain. Os dejo el enlace.
Y es que durante mucho tiempo parecía que red
social nueva que salía, red social nueva que tenías que incorporar a tu día a
día. No concebíamos que algunas de ellas fueran totalmente inútiles. Si no
estabas registrado en todas, no eras nadie a nivel digital. Y yo creo que no era
más que miopía pasajera. Miopía “digital”, si quieres, pero miopía en
definitiva.
Lo que propongo es que pongamos nuestro máximo
esfuerzo en decidir qué nos aporta valor del mundo 1.0 y qué lo hace del mundo
2.0 y desterremos sin piedad el resto de ambos mundos. Propongo que vivamos una
vida 1.5. Quizás no te des cuenta que tu Instagram es un compendio de postureo,
mientras te lamentas por no estar más con tus amigos o tener más tiempo para
leer. Te propongo que reinviertas tu tiempo de manera más inteligente, igual
que lo harías con tu dinero. Analiza qué te rinde y qué no. Y no te rindas.
Muchos han ido incluso más allá y
ya se les conoce como “Los Desconectados” (ver enlace)
Yo me he propuesto en 2017, aparte
de los clásicos de la dieta y gimnasio, quitarme grasa digital. Eliminar ruido
2.0 de mi vida. Quitarme las “chuches” digitales y concentrarme en lo que de verdad
aporta valor a mi vida. Porque creo que una vida 1.5 es posible (y mucho
mejor). Porque creo que puedo acabar siendo, al menos, un poquito más Slim Digital.
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