El
Talento no es una persona. Es un resultado. No es algo sólido. Es un líquido.
Históricamente
nos hemos imaginado los “talentos” como seres superdotados genéticamente,
capaces de proezas intelectuales y logros mayúsculos, al alcance de muy pocos
mortales. “Top Talents”, viviendo en la cima de una montaña, vestidos con
túnicas blancas, trabajando en el oráculo de turno, escupiendo profecías para
la salvación de las empresa.
Talento no es una persona. En todo caso es la persona que expresa un talento. Y
un “talento para algo”, en ningún caso “talento” así, en general y para todo.
Que esto es algo que todos los sistemas olvidan. Porque los “Talent Grid” sólo
discriminan personas entre “Top Talent”, “Growth Potential”, “Solid Contributor”,
etc. como un todo indivisible en la que eres o no eres, con independencia de
cualquier otra cosa. Tan fácil como inexacto.
El
Talento es una expresión. Una expresión de la voluntad. Por muy talentoso que
uno sea para hacer esto o aquello, si la persona no quiere, el talento no
existe. Es imposible ver el desempeño de una tarea por encima de una media o la
capacidad para desarrollar con solvencia posiciones de mayor responsabilidad en
medio de una siesta.
Y
por último, que no me lo deje: el talento es una expresión puntual y efímera.
Uno puede expresar un resultado talentoso cuando una combinación de factores se
dan cita y, a la vez, ser altamente beneficioso para una empresa en un momento
dado…y en otro no ser necesario. Que uno dé resultados talentosos en un momento
a ojos de una organización no asegura para nada que sea capaz de hacerlo también
en un momento posterior en el que las necesidades de compañía/mercado sean
otras diferentes. Guerras diferentes, exigen soldados diferentes.
El
truco está en aunar “talentos diferentes” y ponerlos a jugar juntos. Olvídate
de aquello antiguo de mejorar tus debilidades: pon todo tu empeño en explotar
tus fortalezas y deja que la empresa contrate “talentos” complementarios. Ahí
reside la verdadera diversidad. La de crear un parque temático para que
diferentes mentalidades y fortalezas jueguen juntas para obtener, de manera
sostenida, el mejor “talento colectivo” posible.
Muy de acuerdo, estoy totalmente a favor de los equipos multidisciplinares, con diversidad en los diferentes tipos de inteligencia, actitudes y aptitudes.
ResponderEliminarSaludos,
Aitana Santos