Hoy, más que nunca, me gustaría compartir con vosotros una reflexión que proviene de un cuento corto popular, extraído de "El éxito de los perezosos". La fuente de la que he obtenido el texto que vais a leer es esta:
El cuento
Una tarde, un ejecutivo estadounidense pasaba casualmente por una playa de Méjico. Allí vio un hombre joven sentado en la arena, tomándose una cerveza a la sombra mientras disfrutaba de la compañía de su familia. El hombre de negocios se acerco y le preguntó:
– Hola. Disculpe que le interrumpa, pero he visto que está sentado aquí un día entre semana. ¿Está usted de vacaciones? ¿Quizás este sin empleo?
– Para nada. Soy pescador. Lo que ve allí es mi barco. Esta mañana salí a pescar y ahora estoy disfrutando del resto del día con mi familia.
– Interesante. Supongo que esas aguas son muy generosas en pescados. ¿Es así?
– Efectivamente, en un par de horas consigo lo suficiente para vender el pescado en el mercado y que a mi familia no le falte nada.
– Pero no lo entiendo. Si tan fácil es pescar, ¿por qué no sale usted todo el día?
– ¿Para qué?
– Porque así conseguiría muchos peces, y al cabo de un rato podría comprar otro barco y contratar a otro pescador.
– ¿Para qué?
– Porque así ganaría todavía más dinero, y podría comprar más barcos y contratar a más pescadores.
– Ya, lo entiendo, pero ¿para qué?
– Porque así después de muchos años de duro trabajo, probablemente conseguiría una empresa líder en el sector de la pesca. Incluso puede que pudiese cotizar en bolsa, y cuando se jubile, usted tendría una fortuna.
– ¿Y para qué voy a querer eso?
– Porque cuando tenga esa fortuna, usted se podrá retirar en alguna playa, y disfrutar de la vida al sol en compañía de su familia.
– ¿¿¿???
Moraleja: Hacer planes es importante, pero la vida es ahora. Lo importante es el trayecto, no tanto llegar a una meta. No esperes 30 años para darte cuenta que lo más esencial en la vida, probablemente, ya lo tengas.
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