Rico


Hoy mi hija de siete años me ha dado la enésima lección: 

- Papá, ¿somos ricos, no?
+ No cariño, nosotros no somos ricos. Podemos pagar la comida, y el agua y la casa y el cole para ti y para tu hermana, pero no somos ricos. ¿Por qué lo dices?
- Pero papá, en la familia estamos sanos y estamos juntos y nos queremos mucho; ¿eso ya es ser rico, no?...

Tal cual.

Así que, tan pronto como la vergüenza me permitió articular palabra, le dije que tenía razón. Que tenía toda la razón.

Porque ser rico es levantarte sin dolor por las mañanas. Es recibir un abrazo que no esperabas. Es un cuento de buenas noches. Ser rico es trabajar de lo que te gusta. Es estar rodeado de buenas personas. Es una barbacoa con tus amigos. Ser rico es admirar el mar y las estrellas. Es poder dormir por las noches. Ser rico es poder mirarte al espejo y reconocerte, porque nunca renunciaste a ti. Ser rico es encontrar a alguien que quiera envejecer a tu lado. Es poder querer a alguien más que a ti mismo. Ser rico es amar hasta que te duela. Es ir al Súper sin tener que mirar tu cuenta bancaria antes de comprar algo que te apetezca. Porque si puedes hacer eso, recuerda que todo lo que ganes de más será sólo para comprar lo que ya tienes, pero más caro. Piénsalo. 

Si tus ingresos cubren tus gastos, ser rico se convierte en una cuestión de actitud. La actitud de disfrutar de las pequeñas cosas. Entender que esto va de "ser" y no de "tener". Entender que hay gente tan pobre que sólo tiene dinero. Entender que lo que más vale no tiene precio.

Y pensé para mí: rico. claro que sí. Asquerosamente rico.

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