Muy de tanto en tanto, la Vida suele regalarte uno de esos momentos que recuerdas para siempre. A mí me pasó el otro día. Verás, soy un aficionado de algunos juegos de estrategia y, de entre ellos, el que más me gusta es el Ajedrez. De pequeño solía jugar y no se me daba mal aunque hoy difícilmente llegaría a los 1600 puntos ELO (nivel aficionado).
La cuestión es que me he decidido a recuperar esta pasión, por lo que fui a comprarme un buen juego de ajedrez en Ajedrez21 (muy recomendable!). Ahí estaba: una pequeña maravilla de Staunton 6 "German Knight" de madera plomada con su tablero de 50 x 50. Un capricho que me compré al grito interior de "qué caray; ¿por qué no?". Y mientras me lo envolvían, justo ahí, la Vida me estaba esperando para hacerme el verdadero regalo: coincidir con Don Miguel Illescas, Gran Maestro Internacional y mejor jugador español de todos los tiempos (llegó a los 2640 puntos ELO, una auténtica animalada). El resultado: llevarme un tablero dedicado por él que lo convierte en una pieza única y una foto para el recuerdo. Un tipo fenomenal, con quien estuve hablando el rato suficiente como para convencerme a pasarme algún día por su escuela de Ajedrez para probar. Seguro que voy a hacerlo.
Y es que el Ajedrez exige inteligencia, memoria, atención focalizada, estrategia, táctica, mucha psicología y un sinfín de cosas más, aparte de ser un fiel reflejo de la realidad, donde confluyen una suerte de piezas de diferente valor en la que incluso el peón (la pieza de menor valor) puede acabar convirtiéndose en la pieza de mayor poder (cuando se "corona" y se transforma en Dama).
El Ajedrez es un juego que, a niveles similares, no siempre lo gana quien más sabe. Como en la Vida. Y también como en la Vida, no importa el valor que tengas y cómo hayas jugado: al final de la partida, todas las piezas, acaban siempre en la misma caja.
Os dejo un vídeo del gran Miguel Illescas:
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