Viva la madre que parió a médicos, enfermeras, celadores y resto de personal sanitario. Viva la madre que parió a policía, guardia civil, ejército y resto de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Viva la madre que parió a bomberos y guardas forestales. Viva la madre que parió al personal que trabaja de cara al público; en los comercios; conduciendo un bus, un taxi, el metro o el tren o un avión, etc. Viva la gente que trabaja para las ONGs. Y viva la madre que parió al resto de personas que, cada día y hoy más que nunca, os jugáis vuestra integridad física para salvaguardar la nuestra. A todos, viva la madre que os parió. Y gracias, muchas gracias, dicho sea de paso, por ser ejemplo de generosidad y de entrega sin límites. Estáis hechos de una pasta diferente, hecha de mejor calidad...humana. Sois de otra liga.
Lo único que me hace sentir miserable es acordarme de santa Bárbara cuando truena, porque es cuando no truena que deberíamos acordarnos más. Ahora es puro ventajismo, pero no es menos cierto que así es como lo siento y así es como quiero compartirlo hoy. Porque veo la cara de mis hijas, hoy sanas y sonrientes, y pienso que es también gracias a todos los colectivos (y no sólo) que he mencionado.
Y de nuevo, me acuerdo de lo afortunados que somos por tener el nivel de servicios que tenemos y de lo poco que lo valoramos.
A ver si, al menos, el Coronavirus de turno nos sirve para ser más agradecidos, que además es gratis.
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