Esta no es para mí una Navidad feliz, más allá de ser el final de un año de mierda que ha añadido, a las calamidades habituales que sufre ya la Tierra y la Sociedad en general, una pandemia a escala global que se ha cobrado centenares de miles de vidas. Que nos ha robado besos y abrazos. Que nos ha confinado en nosotros mismos. Y si a eso le sumas lo que, a nivel personal, la vida te da y te quita cada año, pues ganas que se acabe el 2020, todas.
En términos de pandemia, el 2021 pinta a 2020 bis, pero con algo menos de susto gracias a algo más de experiencia, conciencia y un poquito más de medios. No llegaremos a vacunación suficiente como para dejar la mascarilla hasta 2022, con algo de suerte y sin sobresaltos de última hora. Y vacunación anual a partir de entonces. Vamos creo yo. Como creo que lo que es, es. Y no lo que nos gustaría que fuera.
Y en este marco, el otro día hacía mi ejercicio anual de revisión de mis compromisos personales, actualizando:
a) Lo que voy a empezar a hacer.
b) Lo que voy a hacer más.
c) Lo que voy a hacer menos.
d) Lo que voy a eliminar.
De entre las cosas a "hacer menos" estará la dedicación a Redes Sociales, como Twitter o Instagram. Seguro. Y más tras ver este interesante documental de Netflix, llamado "The Social Dilemma", que te recomiendo encarecidamente.
Nada más ver el documental le eché una ojeada al tiempo de uso de mi móvil. Y lo que terroríficamente se confirmó fue lo siguiente:
Más de cuatro horas al día!. No hizo falta decirme nada más. Para mí no tiene sentido invertir ni un diez por ciento del tiempo que actualmente estoy invirtiendo, así que empezaré por reducir drásticamente mi tiempo en Redes Sociales. También me leeré este libro, si acaso para reforzar mi voluntad para hacer posible el cambio.
Hay muchas cosas que quiero empezar o aumentar, como abrir una nueva web, publicar videos, escribir un libro o aprender a jugar bien al ajedrez, entre un sinfín de cosas más que poco a poco implementaré, pero necesito tiempo de calidad. Estoy seguro que lo conseguiré.
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