Una reflexión de Muerte

Foto de tu oficina del futuro

"Nacer es solamente comenzar a morir" decía Théophile Gautier. Y en cierto modo es cierto: te estás muriendo. Llevas toda tu vida haciéndolo. Lo único que no sabemos es cuándo va a pasar. Esta es la única intriga. Sabemos el qué, pero ni el cómo ni el cuándo. 


Un dato más: cuando mueras, serás olvido en tiempo récord tanto tú (porque, desengáñate, no eres ni Steve Jobs ni Elvis Presley) como  todo cuanto hiciste, salvo que hayas cambiado el curso de la Historia (y, aún así, la mayoría no sabría quien eres. Si quieres comprobarlo, juega un Trivial Pursuit de tu época con gente más joven).


Y a pesar de todo ello, seguimos creyéndonos nuestra tarjeta de visita y guardando el vino caro. Ese que al final quizás se beba nuestro yerno, mezclándolo con Coca-Cola en un botellón de carretera. En definitiva: sigues procrastinando vivir.


Millones de personas corriendo en una noria de ratones durante toda una vida para llegar a "la Jubilación" asumiendo que llegaremos y además fabulando que lo haremos en buena salud pero, sobre todo, confiando en que lo que hoy conocemos como "pensión" va a seguir existiendo. Que digo yo que todo sumado es un demasiado suponer.


Te dejas la piel para dejarles un piso en herencia a tus hijos, que para recibirlo tendrán que hipotecarse y cuando lo vean será un piso centenario a reformar, que probablemente sea más un problema que una solución.


Nos obsesionamos con el tener, mientras olvidamos el ser. Probablemente bastaría (que no es poco) con Educación (esto es, capacidad y opciones) y Amor Incondicional. Bastaría con dar raíces y alas. Y que tus hijos vivan como decidan hacerlo y no como a ti te hubiera gustado vivir y no pudiste o supiste.


El "efecto tanatorio" dura muy poco. Ese efecto que te hace valorar lo que tenemos cuando vemos a uno que se va. Algunos hasta se hacen promesas con vistas al féretro que se olvidan al salir del parking.


Esto no es un alegato en pro de la vida Neymar. No se trata de salir ahora a quemar las naves. Esto va de no perder nunca la perspectiva ni el Balance. Va de vivir con Liviandad, esto es, el dar la importancia justa a cada cosa. Liviandad como punto medio entre Banalidad y Gravedad. Este artículo no es un "enga, a la mierda todo". Al revés. Va de ser consciente que esto de la Vida es un rato corto y que nosotros decidimos cómo pasarlo. Y ahí no hay excusas. Lo del "1% es lo que pasa y 99% es lo qué hacemos con lo que pasa" tiene visos de verdad.


Planifica como un inmortal. Vive como un terminal.


Planificar es fundamental para saber adónde vas ("Séneca decía que no hay viento favorable para un barco sin rumbo"). Tener planes significa crear ilusiones y objetivos por los que vivir. Gasolina para la motivación. Imprescindible. Ahora bien, nunca olvidando que "la vida es eso que pasa mientra estamos haciendo otros planes" (John Lennon).


Flexibilidad y perspectiva. Comer sano es muy importante pero nunca evites ese primer trago de cerveza helada si estás a mediados de Agosto en mitad de una playa a 40º. Ni evites ese helado artesanal que te ofrezcan a medio paseo. Dormir es fundamental, pero haz una excepción si la fiesta lo merece. Y si te gusta, díselo!. Al fin y al cabo; ¿qué es lo peor que puede pasar?. 


Memento Mori.


No te creas tan importante. Ni tan listo. Ni tan sabio. No eres ninguna de las tres cosas. No olvides que estás bastante más cerca de la disminución que de la brillantez en la escala de la inteligencia. Sé buena gente, coño, que no cuesta tanto. Y si no te sale, practica. Ahí tampoco hay excusas.


La única manera (sana) de trascender es en el recuerdo ajeno. Hazlo por ti, pero hazlo ahora. No procrastines vivir o, si decides hacerlo, sé consciente y, al menos, no evites que lo hagan los demás.





0 comentarios:

Publicar un comentario